Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.
1.
Es importante comprender y tener claro que “el artista del hambre” de
Kafka, decidió hacer del ayuno una obra de arte porque no encontró nada en el
mundo que le satisficiera. ¿Acaso pasa lo mismo con el nihilismo? ¿No es que
nada tenga sentido, sino que no se acepta el sentido que se tiene? Pero en el
artista del hambre hay algo más importante: es un cuestionamiento a los otros,
y al sentido tan insignificante del que dependen. ¿Es mejor cualquier sentido
que ningún sentido? No, tal vez sea mejor ningún sentido a no poder crear un
sentido superior.
2.
El problema fundamental consiste en que la creación de un sentido
superior tal vez sea imposible, pero que la dignificación de la existencia no
es posible si no se lo intenta crear. Con el sentido pasa lo mismo que con el
protagonista de “El Castillo” de Kafka: puede ver perfectamente el Castillo al
que anhela llegar, pero se pierde en el camino que conduce hacia él. ¿Todos
tenemos un Castillo ideal e interior que anhelamos, pero que no podemos
habitar?
3.
La creación de un sentido superior tiene un problema, que Safranski
expresa en la pregunta: ¿cuánta verdad necesita el hombre? Incluso la podemos
transformar en: ¿cuánta verdad es capaz de resistir el hombre? Es complejo
porque un sentido superior se puede crear, pero es posible que ese sentido sea
innecesario en tanto nos mantengamos como simples “hombres” (Mensch) o que, por
lo mismo, no podamos resistir ese sentido. ¿Un sentido superior requiere
entonces un hombre nuevo? (Übermensch). Pero lo anterior se complica aún más
cuando no nos sentimos “hombres” plenos, pero tampoco nos hemos atrevido a ser
un hombre nuevo, cuando estamos en lo que Safranski llama el “umbral prenatal”
de la existencia. ¿Es el arte ese umbral? ¿es el artista ese “extraño” que no encuentra
lugar alguno porque no lo tiene, pero que intenta crear ese lugar?
4.
Para Slöterdijk el “extrañamiento del mundo” es una categoría
existencial. Hay quienes nacen extraños, no porque no puedan adaptarse, sino
porque no desean hacerlo. Mientras la mayoría de los hombres anhelan refugiarse
en un nicho de sentido, los “extraños” son los que se niegan a toda
determinación de sentido. No es que no puedan crear un sentido superior, sólo
que se niegan a aferrarse a cualquier sentido. El extrañamiento del mundo
consiste en la determinación consciente de no aferrarse a ningún sentido, por
superior que sea. En los extraños se expresa el gesto fundamental de estar
dispuestos a empezar de nuevo siempre.
5.
Hay quienes nacen extraños, hay quienes hacen del dolor el fundamento de
una consciencia superior, hay quienes intentan ir más allá de lo establecido,
aunque sea imposible porque sólo en “ese” intento se dignifica la existencia.
La existencia tal vez consista en el anhelo de crear un sentido superior. Los
extraños son los atletas de lo imposible. Hay quienes tienen la capacidad de
destruirlo todo, para crearlo todo.
6.
Pero, ¿también hay extraños que aún no nacen porque están esperando un
mundo mejor? ¿hay consciencias que esperan en el “umbral prenatal” de la
existencia? ¿son los extraños necesarios para que todos los sentidos se
renueven? ¿tal vez la existencia misma promueve la formación de los extraños,
para que las fuerzas integrales se puedan exaltar? ¿son los extraños los
profetas del caos? ¿hay sentidos superiores que están esperando que nos
destruyamos para que los podamos asumir? ¿un nuevo hombre aguarda en el umbral
del dolor?
7.
Para Nietzsche la “verdad” (alétheia) tiene una función inmunológica,
porque protege del sinsentido del mundo y de la existencia. No se trata sólo de
crear un sentido, sino de crearlo como verdadero. Sólo la consciencia de la
verdad o de que un sentido se asume como verdadero es lo que permite una
defensa del sinsentido. El sinsentido no se supera con un sentido, sino con un
sentido que se asume como verdadero. Pero el problema es que esa “verdad”
defiende, pero también impide una “apertura” hacia lo real, que es lo que hace
posible toda evolución. Para una evolución de la consciencia es necesaria una
transgresión de toda verdad. Sólo el caos purifica y renueva. La pregunta de
¿cuánta verdad necesita el hombre?, la podemos transformar también en ¿cuánta
verdad es posible asumir? ¿cuánta verdad puede asumir el hombre, sin que se
destruya a sí mismo?
8.
La novela “La metamorfosis” (Die Verwandlung, La transformación) de
Kafka, nos puede permitir preguntarnos si tal vez todos somos extraños, sólo
que no nos hemos atrevido a aceptarlo y reconocerlo. ¿Es necesaria una nueva
crítica de la razón extraña? Una filosofía de la consciencia superior, ¿no es
acaso una “filosofía del extrañamiento”? El problema es que aún no comprendemos
que “La metamorfosis” es una comedia.
9.
Para Platón, el poeta (poietes) es el que tiene la capacidad de hacer
pasar por verdadero algo que es sólo un simulacro. Deleuze plantea que el
simulacro consiste en el diseño y constitución escénica de la realidad. Toda
consciencia de la realidad es un simulacro, esto es: una creación poética. Sólo
que el poeta, cual Prometeo, nos devuelve el fuego original de la creación:
todo lo que existe es sólo una posibilidad de creación, incluso los Dioses son
una creación, la existencia es un gran drama cósmico sin libreto, y los hombres
son sólo actores que se creen su propia interpretación.
10.
¿Cuánta verdad podemos resistir? Los extraños son aquellos que pueden
resistir la verdad fundamental de que nada tiene sentido. El devenir extraño
consiste en el aumento integral de las fuerzas de la existencia, para poder
asumir el caos superior desde el que se puede crear un sentido diferencial.
¿Cómo aumentar nuestras fuerzas, para que un nuevo sentido sea posible? ¿cuánta
verdad puede desplegar el poeta en el mundo? Lo diferente, lo anómalo y lo
extraño es lo que puede ingresar a lo imposible con el hilo dorado de la
consciencia interna, y, como Ariadna, develar un nuevo nivel de la consciencia
universal.
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