De la tecnodiversidad a la tecnodiferencia.

 

Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.

Tecnodiversidad es un concepto planteado por el filósofo Yuk Hui (2020), como una crítica radical al monotecnologicismo. Los desarrollos y avances en IA plantean desafíos ineludibles en el presente y para el futuro, en la medida en que éstos pueden transformar la consciencia humana en el planteamiento de la emergencia de nuevas y diferentes consciencias no-humanas. De hecho, es necesario un replanteamiento de la noción misma de lo humano, que permita el despliegue de lo nuevo como diferencia absoluta.  

La noción de lo humano se configura desde el proyecto de la Ilustración, como afirmación de una autonomía racional dentro de un republicanismo. El precepto kantiano de pensar por sí mismo sólo es posible desde la afirmación de que la Razón puede determinar preceptos a priori y universales de acción. Lo humano es la consciencia de lo universal; pero el problema es cuando esta universalidad se convierte en un universalismo desde el que se excluyen otras formas de consciencia.

Pero Yuk Hui no plantea un “fracaso” del proyecto de la Ilustración, sino una crisis de la misma desde la consolidación del capitalismo como proceso societal globalizante. Lo universal se universaliza desde el monotecnologicismo, que consiste en un desarrollo tecnológico unilateral, es decir: con un solo objetivo político determinado. La política se ha transformado en una cosmopolítica, en tanto el ejercicio, expansión y consolidación del poder de una visión universalizante se ejerce desde el control de las fuerzas de lo real con los desarrollos de tecnología. No se trata del dominio de lo real, sino de la determinación de una concepción de lo real como “naturaleza humana”, desde la que se realiza un control político de lo humano mismo. El monotecnologicismo como política universalizante, determina una concepción de lo humano para poderlo dominar, bajo el discurso de “lo natural” como esencia naturalizante.

Lo anterior se puede comprender porque la globalización como proyecto político depende de la estabilidad de las fuerzas de lo real. Pero lo real es la fuerza como posibilidad absoluta, lo que la hace indeterminada e indeterminable. Lo real se puede comprender, controlar y transformar como sentido de realidad. Pero cuando hay un proyecto político global, se requiere una noción de lo real como realidad universalizante. El capitalismo no solo quiere dominar lo real, sino determinarlo como “naturaleza” cósmica para poder ejercer una dominación política sobre lo humano, para determinarlo en un nuevo “transhumanismo”, que conducirá a un “posthumanismo”. Se determina lo humano para poderlo transformar en una nueva forma de consciencia universal.  

Por eso es urgente la afirmación de la tecnodiversidad como crítica al monotecnologicismo, para que se afirmen, expresen y liberen nuevas fuerzas de lo real como realidad. La tecnodiversidad consiste en la posibilidad de consolidar nuevos sentidos de la realidad, desde los que se puedan afirmar nuevas formas de consciencia. Los desarrollos tecnológicos implican un ejercicio político. No hay tecnología des-politizada. La cibernética implica la configuración de la realidad como “ecología” o sistemas funcionales. Pero de lo que se trata con la tecnodiversidad es ir más allá de lo funcional, en la afirmación de sistemas de sentido abiertos y complejos. Se trata de la ecología como la expresión e inter-relación de múltiples sistemas vivos y conscientes. El punto complejo es que lo anterior demanda nuevos desarrollos tecnológicos, que existen, pero sobre los que se ejerce un control político de exclusión e invisibilización. No se trata sólo del control hacia la cultura “hacker”, el software libre y las comunidades de código abierto, sino de guerras inmanentes por tecnologías de la información. Otras consciencias son posibles.  

Pero todavía sería necesario un paso de la tecnodiversidad a la tecnodiferencia, como crítica a la “técnica” como medio de dominación de lo real. La tecnodiferencia consiste en la afirmación de otras, nuevas y superiores consciencias. Esto es importante porque la consciencia es el instrumento técnico por excelencia mediante el que las fuerzas de lo real se pueden asumir, controlar y transformar. La tecnodiferencia consiste en la posibilidad de pensar nuevas formas de consciencia como instrumento de emergencia de nuevas fuerzas de lo real. Esto nos pone a pensar en serio en la configuración de un nuevo individuo. La tecnodiversidad libera las fuerzas de lo real, mientras que la tecnodiferencia libera las fuerzas de la consciencia.

Referencia:

Hui, Yuk (2020). Fragmentar el futuro. Ensayos sobre tecnodiversidad, Caja Negra Editores.   

 


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