¡Comprende que ese dolor era necesario!

 


¡Comprende que ese dolor era necesario!


Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.


¿Cuándo es necesario el dolor? Cuando nos permite tomar consciencia de una verdad y nos permite hablar de esa verdad, cuando purifica o hace posible una catarsis, cuando permite establecer nuevos vínculos superiores y cuando hace posibles procesos diferenciales. 


¿Cuándo es necesario el dolor? Cuando estamos en un auténtico y honesto proceso de conocimiento y creación de sí. 


Lo anterior quiere decir que no todo dolor es necesario, pero sí podemos transformar todo dolor en una necesidad vital, en la medida en que podamos asumirlo como un “ejercicio espiritual”, es decir: cuando comprendemos que todo dolor puede ser el instante en el que se inicia una transformación integral. 


De hecho, si algo nos duele es porque es importante. Cuando algo nos duele, nos está despertando la consciencia de lo fundamental.


Pero, ¿tiene el individuo contemporáneo la capacidad de asumir y comprender el dolor fundamental? ¿o, por el contrario, el individuo necesita cada vez más huir, ignorar y anestesiar el dolor? ¿estamos en la sociedad de la anestesia constante? 


Incluso podríamos preguntar algo aún peor: ¿estamos ante la emergencia y difusión de dolores banales? ¿de dolores que sólo son la reafirmación del ego narcisista del individuo? ¿hasta el dolor se puede comercializar y mercantilizar?


Pero como nuestro propósito es comprender cuándo es necesario el dolor, afirmamos que es necesario cuando hace posible el conocimiento y la consciencia de una verdad interna. ¿Qué es una verdad interna? La verdad consiste en la afirmación de lo real. ¿Y qué es lo real? Lo real es aquello que no está determinado, sino que se expresa en un proceso continuo y dinámico de transformación. Lo real es lo que puede llegar a crearse como tal. Lo real hay que crearlo. La “verdad” es la expresión y afirmación de esa posibilidad infinita. Una verdad interna, entonces, es la posibilidad infinita que tiene el individuo de crearse a sí mismo. 


Lo importante es que la consciencia de esa posibilidad, sólo es posible en el dolor fundamental. Cuando algo irrumpe y afecta, se destruye todo el sistema de determinación que el individuo ha construido. Esa es la importancia del dolor: permite que la dinámica de lo real fluya intensamente.


El dolor, como expresión de una verdad interna, hace necesario que se hable de esa verdad. El lenguaje no es medio ni vehículo, sino que es lo que construye lo real mismo. Aun el silencio es lenguaje. Lo que se debe es transformar la concepción de un lenguaje cotidiano, que nombra la banalidad. La función superior del lenguaje es nombrar la verdad de aquello en lo que estamos deviniendo. Siempre se habla desde el dolor. Toda palabra es un grito. 


En el mundo contemporáneo no hay lenguaje, sino ruido digital y fake. No hay dolor, sino anestesia algorítmica. 


¿Cuándo es necesario el dolor? Cuando te purifica de todo aquello que impide la expresión en plenitud de tu verdad interna. Es innegable que el individuo no puede llegar a constituirse a sí mismo desde el inicio; eso es un proceso ulterior. El individuo es constituido y determinado por otros. Pero cuando se llega al punto expresivo de la creación de sí mismo, el dolor rompe con toda determinación de subjetividad. 


Si bien es cierto que al individuo lo determinan, cuando se toma consciencia de la posibilidad infinita de creación de sí, se inicia un nuevo proceso que consiste en la búsqueda de vínculos superiores con los otros. ¿Qué es un vínculo superior? Es la unidad afectiva con los otros, para la creación de formas nuevas y diferentes de sí mismo y de lo real.            


Es una unidad diferencial, es decir: cada individuo afirma su singularidad única e irrepetible, y afirma la singularidad del otro.  


Pero el dolor de nada sirve, si el individuo no toma consciencia de su importancia. Entonces el dolor se repetirá en ciclos interminables. Al dolor hay que comprenderlo, para poder extraer de él su potencia transformadora y creadora. Sólo ahí puede ser posible una auténtica felicidad. ¿Qué es la felicidad? La creación de sí, en formas nuevas y cada vez mejores. 


¿Cuándo es necesario el dolor? Cuando es el preludio de un goce y una consciencia infinitos. 


¡Íncipit!




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