Filosofía de los afectos.

 

Filosofía de los afectos.

Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.

        Para mi hija Emmali. 

Para Spinoza hay una diferencia clara entre lo infinito y lo finito. Lo infinito es lo que no puede ser limitado por nada. Lo finito es lo que puede ser limitado por otra cosa. Son muy importantes estas definiciones, porque para este filósofo lo finito no es una característica esencial de lo que existe, sino sólo un efecto de las relaciones que se establecen con lo otro. Si lo otro tiene la capacidad de poder limitar, ahí está la finitud. Por eso todo lo que existe es finito porque siempre hay algo que le puede poner un límite de una forma determinada. De lo que se trata es de poder identificar aquello que limita, para evitarlo o eliminarlo en la medida en que sea posible.

Pero, entonces, ¿es lo infinito una posibilidad? ¿existe algo que no pueda ser limitado por nada? Ante las anteriores preguntas debemos afirmar lo siguiente: lo único infinito es la substancia o Dios, porque es la totalidad, todo lo que existe está en la substancia. Para que la substancia sea limitada tendría que serlo por otra substancia. Pero esto es absurdo porque una totalidad no puede ser limitada por otra totalidad, porque algo faltaría o sobraría en alguna de las dos. Si un individuo particular puede ser limitado por otro, es porque no es una totalidad, porque siempre habrá algo que le falte. Pero, por otro lado, Spinoza afirma algo muy importante y es que todo lo que existe es infinito en potencia, es un infinito que está infinitamente desplegándose. La diferencia entre el infinito de Dios y el infinito del individuo particular, es que el primero ya es un infinito que se expresa infinitamente de infinitos modos, mientras que el segundo es un infinito que está deviniendo y evolucionando infinitamente.

El punto está en comprender qué es lo que impide que el individuo particular pueda desplegar ese infinito implícito que él es. La respuesta es: las relaciones y vínculos inadecuados que establece con los otros. Estas relaciones y vínculos son integrales, es decir: en lo físico, emocional, intelectual y espiritual.  En lo físico lo inadecuado es todo lo que impide la expresión auto-sanadora del cuerpo y que no le permite saber lo que podría llegar a hacer. La concepción naturalista y determinista del cuerpo que considera que éste se rige por unas leyes fijas es errónea e inadecuada. Como afirmó el delirante Artaud: el cuerpo muere porque se ha olvidado transformarlo. En lo emocional las relacionas inadecuadas son las que se sustentan en el miedo y la culpa, porque éstas impiden un encuentro afirmativo con el otro. En lo intelectual son todas las ideas inadecuadas que, como afirma Spinoza, son las que no se corresponden con la esencia de lo ideado. Por ejemplo la idea de un Dios que juzga y castiga es inadecuada porque no se corresponde con la dignidad de su esencia. Dios es una potencia infinita y amorosa, en la que juzgar y castigar va en contra de su esencia infinita misma. Es decir: una substancia infinita nunca juzga ni castiga, esas son acciones inadecuadas propias de los individuos particulares limitados. Por último, una relación y vínculo inadecuado en lo espiritual, consiste en asumir un fanatismo radical en el que todo se explica de una forma que estupidiza.

Lo anterior es lo que hace finitos a los individuos particulares y les impide ser infinitos en potencia. De lo que se trata, entonces, es de crear unas relaciones y vínculos adecuados también integrales. Pero antes hay que afirmar que lo “adecuado” para Spinoza es lo que potencia y mejora algo. Es imposible decir que algo es adecuado para alguien, pero que le impide crecer y evolucionar. Una característica de lo adecuado, una forma de identificarlo es que es potenciador. Así una relación adecuada en lo físico sana y auto-regenera al cuerpo. En lo emocional permite un encuentro con el otro. En lo intelectual hace posible comprender la esencia de lo existente, que es que la substancia se está expresando continuamente de infinitos modos. En lo espiritual consiste en la aprehensión que Todo es Uno y que Uno es Todo. Esta es la auténtica plenitud. Todas las relaciones y vínculos adecuados son para Spinoza: Afectos.

En una filosofía de los afectos es fundamental distinguir entre éstos y las pasiones. Los afectos potencian, las pasiones despotencian. Cuando una afección externa llega a un individuo, en los modos mencionados, hay dos posibilidades: que sean asumidos y controlados o que no lo sean. Cuando acontece lo primero las afecciones hacen posible una potenciación integral, que a su vez genera una alegría que permite tener una idea adecuada de dicha afección. Cuando sucede lo segundo las afecciones hacen posible una despotenciación integral, que genera una tristeza que, a su vez, origina una idea inadecuada de la afección. Pero, y esto es muy importante, el proceso también es inverso, es decir: una idea adecuada crea una alegría que permite una potenciación, que hará que la afección externa se pueda asumir y controlar. De igual modo: una idea inadecuada genera una tristeza que despotencia e impide controlar y asumir la afección externa. El proceso es dinámico.

Muchas ideas inadecuadas son el resultado de relaciones y vínculos inadecuados en el cuerpo. De igual modo muchas tristeza o depresiones son el resultado: o de vínculos inadecuados en el cuerpo, o de ideas inadecuadas en el pensamiento. Lo que verdaderamente sana y verdaderamente enferma es el pensamiento. La filosofía de los afectos consiste en un alegre proceso en el que se comprenden todas las afecciones externas que sean posibles, se las examina, se las analiza y se las intuye para saber claramente si nos están haciendo cada vez mejores o, por el contrario, nos están impidiendo la evolución y creación de sí. Por último es importante tomar conciencia que hay afectos superiores y adecuados con los que aún no tenemos una relación y vínculo, pero que es necesario hacerlo. Entonces debemos ir a su encuentro.

¡Gracias!

Popayán, 1 mayo 2023.




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